9. Sacramental

Casi sacramental el instante

en que mi espíritu muy lejos,

insumido en su extraña substancia

de indefinible masa impalpable.


Desde allí la flor inmaculada,

un monje hilando su capullo

desde el cual la aparición invicta

de una mariposa iridiscente,

o de una doncella helénica

petrificada en su actitud de mármol.


Todo aquello que impalpables alas, o ingrávidos pies embebidos

en su danza propiciatoria,

concebido en un parpadeo

del progenitor ensimismado.


Ahora, pues, en este instante,

con todas nuestras fuerzas terrestres

vertidas en la virtual hoguera,

anuladas en pro de ese fuego,

ausentes de la física materia.

10. Sal y ceniza


Una vida de carne y hueso,

una existencia real

existiendo en el despeñadero,

al borde de un inmenso abismo

con todas sus trémulas criaturas

y su ajuar de sal y ceniza.


De sal y ceniza la vigencia

del testimonio de los caídos:

vosotros el hogar en llamas,

vosotros los pies desnudos,

vosotros el pan de rodillas

y el sueño bajo las estrellas,

humedecido por el relente.


Por un sendero de espinas,

todavía las huellas sangrantes

de uno que a ciegas por la luz,

de uno que hambriento en el desborde

de los granos de la munifición,

callando en su lengua gentilicia.


Hermanos de la desheredad,

el mismo que junto a vosotros

por el sendero de la cruz,

ese mismo el que estas palabras,

ese mismo el que tambaleante,

de carne y hueso su existencia real.


11. Pasto de las llamas


Pasto de las llamas

las habitaciones en penumbra,

el perro cuyo nombre polvo,

el largo camino a la escuela,

mis condiscípulos callados

frente a la severa maestra,

pasto de las llamas.


Pasto de las llamas el barrio,

el almacén lleno de voces,

las calles entrecruzadas,

los arrapiezos a pie desnudo,

los gitanos y su orfebrería,

pasto de las llamas.


Y las extrañas voces nocturnas,

los barcos aullando en la tempestad,

mamá llorando en el velatorio,

el Cristo sangrante en la capilla,

mi primer amor de obscuro pubis:

pasto de las llamas,

pasto de las llamas.


Sólo una cicatriz fraternal

cruzándome el tabique nasal,

y la imagen difuminada

de una ciudad llena de barcas

perdiéndose en el horizonte,

llevándose toda mi heredad.



12. Registro


Desde cualquier edad

que me llames agitando

tus brazos a ras del agua,

desde cualquier domicilio

donde tus huesos pernocten

en la más cruda intemperie,

desde cualquier camino

por el que vayas borrando

tus temporales huellas…

Desde cualquier registro

donde tu nombre no exista

ni sea ya invocado…

Hermano de mi propia vida

tambaleando con nosotros

a orillas del despeñadero,

desde cualquier otredad

donde ya no estés ni respondas,

desde cualquier incisión

borrrosa de la memoria…

Sí, desde cualquier ausencia,

desde cualquier nunca más,

pujando con todas tus fuerzas.

Antes del vuelo
Jeuroz´25

Ulises Varsovia

Poemas de su libro "Pasto de las llamas"